«Terapia» llega al Malba: muestra lo depresivos que son los artistas plásticos académicos.

«Terapia» llega al Malba: una muestra que muestra lo depresivos que son los artistas plásticos académicos y chupamedias.

Niños ricos tristes

Malba continua sin parar con muestras un poquito lamentables con los mismos depresivos de siempre. Cuasi responsables del deterioro creativo Argentino, producto de la auto humillación y el auto astió. Lo repetitivo depresivo es una constante que actúa como un manto de sospecha contra los nuevos artistas que no dejan crecer, desde una academia oficialista y patana.

Depres y depres…

Depres y depres… Gabriela Rangel, directora del Malba, es una de las curadoras de la exhibición para la que trabajó durante más de un año con Verónica Rossi y Santiago Villanueva. «Quería hacer una exposición de arte argentino que reconsiderara desde la configuración de la modernidad hasta el arte contemporáneo, y el psicoanálisis ofrece una matriz interesante para leer eso», explicó.

Las dimensiones del psicoanálisis como una forma de leer y sus cruces con el arte argentino son abordadas en la imponente exposición «Terapia», que el Malba inaugura con doscientas obras de más de cincuenta artistas, para interpelar y cuestionar las convenciones de la cultura y formular nuevas preguntas acerca de los límites de lo establecido.

«Quería hacer una exposición de arte argentino que reconsiderara desde la configuración de la modernidad hasta el arte contemporáneo, y el psicoanálisis ofrece una matriz interesante para leer eso», explica a Télam Gabriela Rangel, directora del Malba y una de las curadoras de la exhibición para la que trabajó durante más de un año con Verónica Rossi y Santiago Villanueva.

DEPRESIVOS CRONICOS INVITADOS

«Terapia» invita al visitante a comenzar el recorrido con una sala de espera, una instalación de Marisa Rubio en la que el espacio se convierte en el momento previo a ingresar a un nuevo plano, una introducción a la muestra en la que se podrán encontrar obras de Aída Carballo, Emilia Gutiérrez, Margarita Paksa, Marcia Schvartz, Eduardo Costa, Roberto Jacoby o Narcisa Hirsch.

 Los depres nos han igualado

La exhibición también cuenta con trabajos de gente que estuvo institucionalizada y Rangel cuenta que eso le interesaba porque «una cuestión que tiene que ver con la terapia es la relación entre arte moderno y locura, que es una relación que de alguna manera pone en jaque a la historia del arte». La directora del Malba dice que quisieron trabajar con el Hospital Borda pero no pudieron porque en la pandemia cerraron el acceso a los archivos.

«Esto fue un problema porque (Enrique) Pichon-Rivière, que transita todos los momentos y en posiciones claves, fue quien inició y tuvo este contacto con el hospicio de las Mercedes, que después se llamó Borda, entonces Santiago nos puso en contacto con Claudia del Río, que es la persona que curó la sección de los trabajos de las personas que estuvieron institucionalizadas en Colonia Oliveros», explica.

En ese sentido, Verónica Rossi relata que cuando viajaron a la Colonia, ubicada en una zona rural de Santa Fe, para indagar en los trabajos que se expusieron en otros museos y espacios artísticos, mientras estaban en la capilla que ahora es el depósito de esas obras «uno de los usuarios (así llama Del Río a quienes viven o vivieron en la Colonia) entró y dijo ‘por favor no se las lleven que son parte de nuestra vida'». Cuatro de ellos viajarán a Buenos Aires a visitar la exposición que se presenta hasta el 16 de agosto en el primer piso del Museo.

En un contexto pandémico en el que el encierro, la incertidumbre y las nuevas formas de habitar los espacios sociales se impusieron, la salud mental fue tomando en el último año distintas conversaciones de la esfera pública y esta monumental exposición permite marcar nuevas preguntas para ampliar o profundizar esos intercambios.

«La exhibición arranca con la higiene mental que luego pasa a ser salud mental y son las dos discusiones de la psiquiatría y los estudios psicológicos. También el psicoanálisis aparece cuando hay una investigación exhaustiva en Estados Unidos y Freud reclama un estatuto de ciencia para lo que él esta produciendo. Se parece un poco a la historia del arte: los historiadores reclaman una ciencia para la historia del arte y justamente esa ciencia se puede deshacer en dos segundos», reflexiona Rangel.

Mientras se hacen los últimos movimientos previos a la inauguración al público, los tres curadores se entusiasman con los debates y los interrogantes que atravesaron la realización de la muestra. Villanueva considera que «la exhibición también trae los conflictos en torno al psicoanálisis. No todas las posturas son cómodas. La exhibición parte de un núcleo que es el del siniestrismo y el mismo Freud hablaba del psicoanálisis como un campo siniestro. Eso se retoma en la ultima sala con un movimiento antiterapia o antipsicoanálisis y todos los anti que van a surgir en los años 60, 70, 80».

Los depresivos curadores depresivos: Santiago Villanueva, Gabriela Rangel y Verónica Rossi.

Rangel opina: «Cuando la APA se hizo muy ajena a las realidades que estaban sucediendo y se salían de la ortodoxia llega la contracultura, los movimientos rupturistas y es cuando aparece el happening que no es necesariamente pintura o escultura sino que amplía la noción del arte, igual que se se amplia la noción de terapia y se cuestionan ciertos presupuestos universales». Villanueva acota que esa critica ubicaba al psicoanálisis como «un espacio de normalización, burgués y alejado de lo colectivo», aspecto que recuerda que fue enfrentado por los movimientos contraculturales de los 60 y de los años 80 posdictadura.

«Es importante que en un museo argentino que mapea el arte, me refiero a que es un lugar que ejerce cierta influencia en cómo se lee el arte esté este trabajo adentro de un museo como una colección porque es una manera de decir que esto tiene que estar considerado dentro de la historia del arte», finaliza Rangel.